domingo, 11 de marzo de 2007











No recordamos el día en qué nacimos. No lo recordamos.


El primer paso, la primera palabra. Pero de alguna forma


el tiempo nos fué poniendo en la memoria recuerdos menos


gratos talves, los cuales no olvidamos. La forma en que afrontemos las cosas nos dará la calidad de vida que elijamos en este azar del destino que parece estar a nuestra voluntad. Es posible que en este momento cabalguemos de uno a otro lado a la deriva y es posible que esto se deva


a lo que hemos decidido recordar constantemente como esa gota que finalmente de tanto golpear la piedra le perfora...


Somos caminantes en un mundo que nos da a cada instante la alternativa de elegir el camino o el vacío...


La fé en nosotros mismos es lo único que nos puede dar momentos gratos y permitir que compartamos vida y esperanza con un millón de personas, o puede que sólo lo hagamos con nuestro gato o perro o incluso con nuestro peluche o con un espejo, no importa, eso lo decidimos nosotros.


Pongamos un ejemplo, digamos que ya estamos viejos y arrugados o arrugadas y queremos llenar ése último momento de nuestra vida...sería bueno que nos despidamos del mundo con una sonrisa o con una lágrima, pero con una emoción verdadera...


Pero qué pasa si no somos tan viejos y aun estamos a mitad del puente. bueno, aquí es donde


Nos paramos frente a nosotros mismos y nos decimos lo poco o lo mucho que nos queremos, pero que vamos a abrir ventanas para que entren rayos de esperanza a nuestras vidas. La mayor de la belleza habita dentro del ser, la mayor luz pero hay que ir a ella tomarle de la mano y sacarle al sol a dar un paseo. Podremos o no ser sensibles, pero no seamos pérfidos con nosotros mismos, eso no amigos y amigas. eso no. Somos principes y princesas, hijos del rey que está en el cielo, tomemos nuestra corona y respiremos profundo, lancemosla al mar y vayamos a conquistar el mundo. aquel mundo para el que vivimos conseguir y al final de los días volvamos a la orilla del mar, que allí no esperará nuestra corono y la gloria de irnos a otros litorales en paz con nosotros mismos. Sin olvidar, que la vida se vive día a día, aunque se trazan metas en la marcha o antes de emprender la aventura de vivir. Una última cosa, no se vallan sin decirme lo bonito que soy. No me hagan eso y vuelvan. abrazos.

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