Barca que te lleva el dia que termina con flores blancas rio que hace camino hacia el mar ; mar que marca el horizonte de donde descanza la luz. Barro que le dio forma a la carne y envuelve el espíritu del hombre que surgió entre la niebla y la ceniza. Dadme de beber del viento que respiro. De los sueños que me aturdenlas precipitadas alas de mi ilusión quebrada entre mil noches sin estrellas. Hay mil recuerdos que,como caballos que enloquece la tormenta,cabalgan rodeandos mi mundoy cortando la mirada serena.dibujandome mil cuerpos de sirenaque tienen o no tienen nombre. Que miran o se dejan mirar. Que hablan o solamente escuchan. Tengo que encontrarme con el encuentro y con la mirada que el destino bifurca y desune a cada paso. No tengo oración con el nombreque me ha dado la vida. Viajo con la noche en pleno día, y en el día descanzo en una jaula de orocomo un ruiseñorque le teme al canto y al vuelo.voy deshojando el empeñoy empeñado de desdibujar las sombras y las luces. y los cantos. y los lamentos. Ya me voy buscando sin búsqueda alguna. Seguro de encontrarlo que no estará ante mis ojos y se escapará de mis manos como agua fresca del arroyo. De la ceniza vuelvo sin alas para tejerle plumas al viento que es sonrisa y llanto. Nacimiento y muerte. Cuerpo y ausencia. Color y sombra.
Soy voz en una voz dormida. Y soy silencio. Soy el que caminacon toda estas cosas que ya dije y soy el camino y la huella. Soy el que acaricia la negra cabellera y soy el que llora en el polvo doblado ante el espejo derretido bajo la tarde y la tierra cuarteada. Con el oido pegado al suelo para entender la lejanía.
Vengo y me voy solicitando la oración para llegar a donde no se llega. Para tocar la sensación del vacío. Aquella que me acerque al andar primero y me muestre un paso nuevo en cada paso, un camino en cada camino. Estrellas vivaces para las noches, y cocuyos y llovizna para los amaneceres. Y rocío. Vengo a que llene mis manos de luchas breves y de armonía. De saludos eternos y de pensamientos para sembrar la tierra y tocar el tambor.Para acariciar el rostro de la vida y cerrar los ojos y sacar las espinas a la tarde que se va a dormir; a quien hace mucho viene a mi presencia y yo voy a la suya, hablarle en silencio. Su silencio y el mío.
ya me voy a dormir. Con las manos juntas y el alma abierta a quien todo lo puede,a quien todo lo es por los siglos de los siglos...
Soy voz en una voz dormida. Y soy silencio. Soy el que caminacon toda estas cosas que ya dije y soy el camino y la huella. Soy el que acaricia la negra cabellera y soy el que llora en el polvo doblado ante el espejo derretido bajo la tarde y la tierra cuarteada. Con el oido pegado al suelo para entender la lejanía.
Vengo y me voy solicitando la oración para llegar a donde no se llega. Para tocar la sensación del vacío. Aquella que me acerque al andar primero y me muestre un paso nuevo en cada paso, un camino en cada camino. Estrellas vivaces para las noches, y cocuyos y llovizna para los amaneceres. Y rocío. Vengo a que llene mis manos de luchas breves y de armonía. De saludos eternos y de pensamientos para sembrar la tierra y tocar el tambor.Para acariciar el rostro de la vida y cerrar los ojos y sacar las espinas a la tarde que se va a dormir; a quien hace mucho viene a mi presencia y yo voy a la suya, hablarle en silencio. Su silencio y el mío.
ya me voy a dormir. Con las manos juntas y el alma abierta a quien todo lo puede,a quien todo lo es por los siglos de los siglos...
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